Creamos nuevas conexiones neuronales, creamos una nueva manera de ver. Al finalizar el programa, habremos conseguido automatizar e integrar dichos cambios.
La optometría comportamental es una disciplina que evalúa el procesamiento de la información visual y las habilidades visuales que pueden ocasionar una interferencia en el proceso de aprendizaje del niño, algo que le afecta hasta el punto de no poder expresar en el papel su potencial intelectual o alterando su calidad de vida.
La visión es un proceso neurológico en el que están implicadas hasta 35 áreas cerebrales. La optometría comportamental estudia el procesamiento visual y cómo se recupera a nivel cerebral la información visual.
Cuando existe una disfunción visual y las pruebas oftalmológicas indicadas muestran que la estructura visual está sana, el acento debe ponerse en la función visual. La optometría comportamental no se ocupa de las patologías sino de las disfunciones visuales que ocasionan problemas de aprendizaje, traumatismos cerebrales derivados de accidentes pero también problemas de estrabismo, ambliopía, problemas de desarrollo y lateralidad o visión doble (dipoplía).
En la optometría comportamental se realizan ejercicios a nivel motor y sensorial, se trabaja con las vías de entrada visual y auditiva así como en su procesamiento, para que tenga una correcta respuesta en las vías de salida. Para mejorar el funcionamiento visual se trabaja en el campo de los movimientos oculares, el enfoque, la acomodación o la visión en tres dimensiones.
El objetivo del examen optométrico es conseguir el máximo rendimiento visual, por lo que es necesario en todos los casos considerar tanto las circunstancias personales (desarrollo, edad, salud general, aspectos cognitivos), como las circunstancias ambientales (nivel académico, trabajo, ergonomía, necesidades deportivas y sociales, etc.), para poner en contexto los resultados del examen y considerar si esto es óptimo para la persona, o qué aspectos y de qué manera hay que trabajar para conseguirlos.
En función de los resultados obtenidos en el Examen Optométrico, de Percepción y Procesamiento de la Información Visual y de las necesidades escolares, académicas, laborales o de ocio del paciente, el optometrista prepara un programa personalizado de ejercicios orientado a desarrollar y potenciar al máximo las habilidades visuales y la integración de dichas habilidades con el resto de los sentidos: auditivo, equilibrio, ritmo… de manera que conseguimos cambiar la manera de utilizar el sistema visual y en consecuencia mejoramos el rendimiento escolar/laboral, deportivo además de eliminar o reducir los síntomas que presenta inicialmente el paciente. Es decir, creamos nuevas conexiones neuronales, creamos una nueva manera de ver.
Al finalizar el programa, a través de la repetición de dichos ejercicios, habremos conseguido automatizar e integrar dichos cambios y estos formarán parte ya del paciente sin que tenga que hacer nada para mantenerlos y sin miedo a que los problemas vuelvan a aparecer.
Para conseguir estos cambios es necesaria la implicación del paciente y de los padres (en el caso de niños) en las dos partes del programa:
Terapia en consulta: al menos una vez a la semana (cada 15 días en algunos casos) se trabaja en sesiones de 45-60 minutos con ejercicios específicos de consulta subiendo progresivamente el nivel y se revisan los ejercicios de casa para cambiarlos y asegurarnos de que se están haciendo correctamente.
Terapia en casa: una serie de ejercicios de unos 20-25 minutos diarios para conseguir la automatización de los cambios. Estos ejercicios se irán modificando a medida que avance el paciente.
Los objetivos a conseguir. Una vez realizado el examen inicial, diagnóstico y planteados los objetivos de la Terapia, el optometrista le podrá dar una idea del tiempo estimado de la duración la misma. Además, a lo largo del programa se realizarán exámenes de evaluación para ir valorando la evolución del paciente y en La duración de un programa puede variar mucho en función del problema y de función de lo observado se podrán ir ajustando las estimaciones iniciales.
En algunos casos el optometrista puede considerar necesario el complemento de otros profesionales como osteópatas, especialistas en audición, alergólogos, homeópatas… En función de la gravedad del problema se priorizará la actuación de cada profesional o la simultaneidad de tratamientos.
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